La tripofobia es un miedo o aversión intensa a los patrones repetitivos de agujeros o protuberancias muy juntos. Algunas personas la conocen como “miedo a los agujeros” o “miedo a los círculos”. El término proviene del griego trypo, que significa “agujero”.
Quienes padecen tripofobia pueden experimentar ansiedad al ver objetos comunes como esponjas, frutas con semillas o panales de abeja.
Aunque la tripofobia no aparece actualmente en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) de la Asociación Psiquiátrica Americana, algunas personas podrían cumplir con los criterios de una “fobia específica”, que implica un “miedo o ansiedad marcada ante un objeto o situación concreta”.
Signos y síntomas de la tripofobia
La investigación sobre esta condición aún es limitada.
Un estudio temprano, basado en testimonios de 200 miembros de un grupo de apoyo en Facebook, clasificó los síntomas en tres categorías:
Reacciones cognitivas
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Sensación de repulsión o asco
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Incomodidad o malestar
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Sensación de estar “alterado” o perturbado
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Ansiedad, temor o sensación de pánico
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Pensamientos irracionales o sensación de “volverse loco”
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Deseo de eliminar o destruir los agujeros
Reacciones cutáneas
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Picazón
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Piel de gallina
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Sensación de que “la piel se arrastra”
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Escalofríos
Reacciones fisiológicas
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Escalofríos o temblores
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Dificultad para respirar
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Náuseas o sensación de vómito
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Ganas de gritar o llorar
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Palpitaciones, sudoración o dolor estomacal
Si bien no se considera un diagnóstico clínico reconocido, la tripofobia puede generar un malestar real en quienes la padecen.