Han pasado ocho años desde el devastador accidente de Karatu, en Tanzania, que el 6 de mayo de 2017 se llevó la vida de 32 estudiantes, dos profesores y el conductor. Los niños, del colegio Lucky Vincent de Arusha, viajaban para presentar un importante examen nacional simulado cuando el autobús perdió el control en una carretera de montaña resbaladiza por la lluvia en Karatu y cayó a un barranco. La tragedia conmocionó al país, lo que llevó al entonces presidente John Magufuli a declarar varios días de duelo nacional.
En medio de la oscuridad surgió la esperanza: tres niños —Wilson, Sadia y Doreen— sobrevivieron y recibieron tratamiento especializado en el extranjero. Su recuperación se convirtió en un símbolo de resiliencia.
Hoy, memoriales cerca del lugar honran sus nombres. Cada aniversario, Tanzania recuerda la pérdida y reafirma su compromiso de proteger a los niños, garantizando viajes escolares seguros.