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Aunque suene a ciencia ficción, las explosiones de frigoríficos pueden ocurrir —rara vez, pero con consecuencias peligrosas. El principal culpable suele ser una avería en el compresor o una acumulación de presión por fuga de gas refrigerante. Aunque los refrigerantes modernos son generalmente seguros, la tubería dañada o corroída puede volverlos peligrosos.
El uso inadecuado o el mal mantenimiento también aumentan el riesgo. Sobrecargar los estantes, bloquear la ventilación o ignorar pequeños problemas puede causar complicaciones. Para mantenerse seguro, coloque el frigorífico en un espacio bien ventilado, limpie regularmente las bobinas y rejillas, y esté atento a ruidos u olores inusuales.
Si nota algo sospechoso, llame de inmediato a un técnico profesional. Elegir marcas de confianza y seguir el manual del usuario reduce aún más los peligros.
Con cuidado y conciencia, la probabilidad de que un “frigorífico explote” es extremadamente baja. Las revisiones periódicas y el uso responsable permiten disfrutar de su comodidad sin temer sorpresas peligrosas.