En prisión, Keisha Johnson, una atractiva mujer afroamericana, se hizo famosa por poseer los senos más grandes del mundo, con copas 164XXX, cada uno con un peso de 40 libras. Originalmente tenía una talla D natural, pero se sometió a tres cirugías, incluyendo implantes de pecho con hilo de polipropileno (ahora prohibidos), capaces de generar un aumento exagerado, tal como advertía el Dr. Anthony Youn.
A pesar del tamaño extremo, Keisha asegura que su espalda no sufre daños, gracias a ejercicios específicos de fortalecimiento. Planea reducir el tamaño de sus senos en el futuro y mantiene informados a sus seguidores en Instagram como la “reina de los pechos”.

En contraste, la modelo texana Serena Monroe posee implantes de solución salina de más de 20 libras cada uno y aspira a aumentar aún más su tamaño, enfrentando desafíos al vestir. Por su parte, Annie Hawkins-Turner tiene los senos naturales más grandes del mundo, con 60 libras cada uno y en crecimiento, ganando cada vez más seguidores. Esta historia de transformación se desarrolla dentro de prisión, donde el camino hacia la fama de Keisha Johnson toma un giro inesperado.

