Cuando Evan, de 35 años, recibió la llamada de su médico, se encontraba en el trabajo en Cambridge, Massachusetts, tenso e inestable. Nacido mujer pero viviendo como hombre transgénero, Evan había soñado durante mucho tiempo con ser padre. Cuatro meses antes, había sufrido un aborto espontáneo, lo que hacía que este momento fuera especialmente emotivo. La doctora Ania Kowalik confirmó que estaba embarazado y le recetó progesterona para apoyar el embarazo.
Evan permaneció en el pasillo procesando la noticia y luego llamó a su pareja, cuyo grito de sorpresa lo hizo dar un paso atrás momentáneamente. Mientras calculaba su fecha de parto, una mezcla de alegría y ansiedad lo abrumaba.
Su historia destaca cómo los padres transgénero están desafiando las percepciones culturales sobre el género y el embarazo. Aunque se ha avanzado en visibilidad y derechos, persisten la discriminación y la violencia. El camino de Evan refleja valentía, esperanza y una comprensión en evolución sobre lo que significa ser padre en una sociedad que todavía lucha con los roles de género.
