Los estadounidenses esperaban un inesperado pago festivo, pero en su lugar recibieron retrasos y mucha confusión. La propuesta de Donald Trump de un “dividendo arancelario” de $2,000 generó esperanza y controversia, especialmente después de que confirmó que no habrá cheques en 2025. El plan promete grandes beneficios, pero los números no encajan del todo. Solo se han recaudado $195 mil millones en aranceles, mientras que los billones proyectados aún no existen, creando una gran brecha entre la promesa y la realidad.
Si unos 150 millones de adultos califican, el costo podría acercarse a los $300 mil millones, muy por encima de los ingresos actuales. Sus defensores citan un estimado de $3 billones en aranceles durante la próxima década, pero ese dinero no está garantizado ni disponible de inmediato.
La elegibilidad probablemente imitaría la de estímulos anteriores, favoreciendo a hogares de ingresos medios y bajos, aunque un único límite nacional resulta polémico por las diferencias en el costo de vida. Ideas previas —como reembolsos arancelarios o un supuesto “dividendo DOGE” de $5,000— no avanzaron.
Hoy por hoy, no hay ley, ni calendario del IRS, ni pago para 2025. Hasta que el Congreso actúe, sigue siendo una promesa política, no un cheque real.

