Anna, jefa de cocina en un reconocido restaurante de la ciudad, siempre fue admirada por su amabilidad y talento. Cuando descubrió que estaba embarazada, su alegría fue inmensa. Pero su esposo adinerado reaccionó con frialdad, preocupado por sus negocios en problemas. Con el tiempo, se volvió distante e indiferente, ignorando la salud y felicidad de Anna.
Una noche, después de cerrar el restaurante, apareció supuestamente para “llevar a su esposa embarazada a casa”. De repente, la empujó dentro del gran refrigerador, cerrando la puerta de golpe. Helada y aterrada, Anna gritó y suplicó, pero nadie podía escucharla. El shock provocó contracciones prematuras y se desplomó en el suelo, aferrándose a su abdomen.
Sin que él lo supiera, un guardia de seguridad notó que el edificio no estaba vacío. Al investigar, encontró a Anna casi inconsciente en el refrigerador y llamó inmediatamente a una ambulancia. Fue llevada al hospital, donde dio a luz prematuramente, pero su bebé sobrevivió.
Anna contó todo a la policía. Su esposo fue arrestado y confesó que planeaba heredar su propiedad por deudas, sin imaginar que la situación escalaría. Ahora está en prisión, mientras Anna sostiene a su hijo, susurrándole cada noche: “Sobreviví gracias a ti.”

