Un ingrediente tan sencillo como el ajo ha sido valorado durante siglos por sus efectos protectores sobre la salud, mucho antes de la medicina moderna. Aunque muchos lo consideran solo un condimento, tradicionalmente se ha utilizado como un remedio natural gracias a sus múltiples propiedades. Consumido con regularidad, el ajo puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y contribuir al bienestar general del organismo.
Uno de sus principales componentes es la alicina, un compuesto que se libera al cortar o triturar el ajo y que se asocia con efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Diversos estudios han relacionado su consumo con la reducción de la presión arterial, el control del colesterol y el apoyo a la salud cardiovascular. También se le atribuyen propiedades antibacterianas que pueden ayudar al cuerpo a defenderse de infecciones comunes.
Aunque su olor puede resultar intenso, muchas personas destacan beneficios reales, como menos resfriados y mayor vitalidad. El ajo no sustituye tratamientos médicos, pero puede ser un valioso aliado dentro de una alimentación equilibrada y saludable.

