El príncipe Eduardo ha roto el silencio real en medio de los crecientes rumores sobre la salud del príncipe Archie, ofreciendo una rara perspectiva desde el interior de la Casa de Windsor. Durante un evento benéfico en Londres, el duque de Edimburgo abordó la creciente especulación con una declaración breve pero empática, subrayando que Archie es “profundamente amado” y merece paz, privacidad y protección.
Aunque Eduardo evitó confirmar detalles médicos, sus palabras fueron interpretadas como un reconocimiento indirecto de los rumores: informes sobre pruebas médicas y la posible necesidad de cuidados continuos que han rodeado a Archie en los últimos días.
Tradicionalmente, los altos miembros de la realeza evitan tratar asuntos familiares privados, especialmente cuando se trata de niños. Sin embargo, la constante presión mediática llevó a Eduardo a pedir compasión, recordando el daño que causa la especulación invasiva. Sus declaraciones fueron elogiadas como un gesto de apoyo hacia el príncipe Harry y Meghan, sugiriendo un cambio sutil en la monarquía: priorizar la empatía sobre el silencio y la humanidad sobre el protocolo.