**La contundente respuesta de la aerolínea después de que una madre defendiera el comportamiento de su hijo hacia una joven pasajera negra.**

El problema comenzó poco después del despegue, cuando Amara, una estudiante de 22 años que viajaba de regreso a Chicago, sintió repetidas patadas en la parte trasera de su asiento. Se giró con educación para hablar con el niño que estaba detrás, pero en lugar de solucionarse, la situación empeoró. La madre del niño desestimó su queja y la acusó de exagerar. Cuando una azafata intervino para calmar el ambiente, la mujer reaccionó con mayor hostilidad, usando un lenguaje inapropiado y justificando la conducta de su hijo.

Ante la creciente tensión en la cabina, la tripulación actuó con firmeza. Tras consultar con el capitán, se ordenó a la madre y al niño que recogieran sus pertenencias y abandonaran el avión. A pesar de sus protestas, fueron escoltados fuera, mientras otros pasajeros mostraban su apoyo a Amara.

Una vez en el aire nuevamente, el ambiente se relajó. El personal pidió disculpas a Amara y, al aterrizar, la aerolínea le ofreció compensación, reafirmando su compromiso con el respeto y la seguridad de todos los pasajeros.