James se sorprendió al encontrar a su hijo Liam llorando en el ático, rompiendo la calma de un día aparentemente normal. Su corazón se aceleró mientras corría hacia él, confundido y preocupado por verlo temblar. Entre sollozos, Liam mencionó una caja vieja y un ruido extraño que venía del ático. Arrodillado a su lado, James intentó consolarlo, sin imaginar que aquel momento estaba conectado con algo mucho más profundo.
El misterio se remontaba a 2018, cuando los ciervos dañaron los árboles de tuyas del jardín familiar. Mientras se preparaban para reemplazarlos, James descubrió algo inusual en el lado este del patio: un contenedor oxidado, medio oculto entre los árboles. Lo que al principio creyó que era una caja eléctrica resultó ser algo mucho más enigmático. Sellado y olvidado durante años, pronto revelaría secretos enterrados bajo su propio hogar.