Hace unas semanas, estaba peleando con mi vieja y terca cortadora de césped cuando sentí una extraña picazón en el tobillo. Esperando un mosquito, miré hacia abajo… y me quedé helado. Un diminuto punto negro con una mancha blanca: una garrapata Lone Star. Los mosquitos los tolero, las abejas también, ¿pero garrapatas? Pura pesadilla. A diferencia de otras, estas pequeñas cazadoras no esperan, ¡te buscan activamente!
Si alguna vez encuentras una adherida, mantén la calma (más fácil decirlo que hacerlo). Usa pinzas de punta fina, agarra lo más cerca posible de la piel y tira recto, sin girar. Limpia la mordida con jabón o alcohol. No aplastes la garrapata; guárdala en un recipiente o pégala a un papel para identificarla.
Anota la fecha y el lugar de la picadura, y vigila erupciones, fiebre o cansancio durante las próximas semanas. Si aparecen síntomas, llama al médico de inmediato. ¿Aterrador? Sin duda. Pero actuar rápido y con cuidado evita que un encuentro espeluznante se convierta en algo peor.