En muchas culturas, el alacrán —o escorpión— no solo es un animal temido, sino un símbolo espiritual cargado de significado. Su aparición suele interpretarse como un mensaje del universo o del subconsciente, especialmente relacionado con la transformación interior. Al vivir en la oscuridad y emerger de noche, representa emociones ocultas, miedos o verdades que debemos enfrentar para iniciar un proceso de sanación y cambio profundo.
También es visto como un protector espiritual. Su aguijón simboliza defensa ante energías negativas, pero su presencia puede funcionar como advertencia: personas tóxicas, intenciones ocultas o situaciones que requieren cautela.
En sueños, el alacrán refleja tensiones emocionales. Si pica, indica traición o dolor; si lo enfrentas, señala fortaleza y superación; si solo aparece, puede estar recordándote tu poder interno.
En la cosmovisión mexicana, se considera un mensajero entre mundos, asociado a la intuición y la resistencia.
Encontrarse un alacrán no es motivo de miedo, sino de reflexión: quizá señala algo dentro de ti que necesita despertar o sanar.

