**Un momento en el tiempo: cómo una imagen despertó una conversación sobre el cambio, la colaboración y el crecimiento personal**

Las imágenes pueden herir tan fácilmente como pueden inspirar. Una sola foto compartida, con dos etiquetas simples —“Antes” y “Después”—, puede llevar a desconocidos a juzgar el cuerpo, las decisiones y el valor de una persona, convirtiendo algo íntimo en un espectáculo público. En ese instante, la imagen deja de ser privada y se transforma en un campo de opiniones. Pero ¿y si estamos viendo todo de la manera equivocada?

Una foto solo captura un segundo, no la historia completa. Entre esos dos momentos existen luchas silenciosas, recaídas, citas médicas, palabras de aliento, dudas nocturnas y pequeños logros que nunca quedaron registrados. La persona del “antes” no estaba rota ni necesitaba ser corregida; era la misma persona, con la misma dignidad, emociones y esperanza.

Cuando vemos este tipo de imágenes, podemos elegir responder con empatía en lugar de juicio. La salud y el cambio son complejos y no siguen líneas rectas. Nadie le debe explicaciones al internet sobre su cuerpo. Con compasión, estas imágenes se convierten en una invitación a reflexionar, no a señalar.