No es raro que los animales salvajes se adentren en áreas residenciales en busca de comida y refugio, como ocurrió en Florida cuando un oso negro de 400 libras se acercó demasiado. Los agentes de vida silvestre la sedaron para trasladarla de manera segura, pero el dardo la puso en pánico y corrió hacia el océano.
Adormecida por el sedante, el oso comenzó a ahogarse. Sin dudarlo, el biólogo de la Comisión de Vida Silvestre, Adam Warwick, saltó al agua para salvarla. A pesar del riesgo de lesiones, la guió hacia aguas poco profundas. Una vez a salvo, su equipo la ayudó a salir. Un verdadero héroe, Adam solo sufrió un rasguño.