La mañana de una mujer se volvió alarmante cuando notó pequeños granos blancos esparcidos por sus sábanas. Al principio, pensó que su esposo había derramado arroz accidentalmente mientras comía en la cama. Pero al mirar más de cerca, se dio cuenta de que algo mucho más preocupante estaba ocurriendo.
Los diminutos granos ovalados y brillantes no eran comida en absoluto; uno incluso parecía moverse. Una rápida búsqueda en internet confirmó sus peores temores: eran huevos de chinches.
Los huevos de chinche son minúsculos, de aproximadamente 1 mm, blancos, ovalados y brillantes, a menudo confundidos con granos de arroz. Suelen esconderse en las costuras del colchón, detrás de los zócalos o en grietas de los muebles. En 6 a 10 días, los huevos eclosionan en larvas que se alimentan de sangre. Aunque rara vez transmiten enfermedades, sus picaduras pueden causar picazón, reacciones alérgicas, irritación de la piel e insomnio.
Las chinches se propagan fácilmente: pueden llegar a casa en el equipaje tras un viaje, esconderse en muebles o ropa usados, o migrar desde apartamentos vecinos a través de ventilaciones o grietas en las paredes. La detección temprana y una limpieza minuciosa son cruciales para evitar que la infestación se agrave.