in

El vuelo que lo cambió todo

Cuando tomé ese vuelo a Los Ángeles, jamás pensé que cambiaría mi vida por completo, pero desde ese día, nada volvió a ser igual.

Al sentarme, de inmediato empecé a repasar un montón de papeles que ya había revisado una y otra vez, y la presentación que estaba a punto de asegurarme un nuevo puesto como arquitecta en una empresa de alto nivel.

Sin embargo, casi una hora después de iniciado el vuelo que lo cambió todo, una azafata se acercó y me pidió ver mi pasaporte.

—¿Hay algún problema con mi reserva? —pregunté, sorprendida y un poco preocupada.

—No, señorita —respondió—. Es solo que… el capitán quiere verla cuando aterricemos.

—¿El capitán? —pregunté, aún más confundida.

Pero antes de que pudiera preguntar algo más, la azafata se dio la vuelta y se fue.

Durante el resto del vuelo que lo cambió todo, no pude dejar de pensar por qué el capitán quería hablar conmigo.
¿Podría ser alguien que conocía? ¿Tal vez un viejo amigo?

Cuando el avión finalmente aterrizó y todos los pasajeros bajaron, yo permanecí en mi asiento, tal como me indicaron.

Fue entonces cuando el capitán, un hombre de unos 50 años, se acercó a mí y me llamó por mi nombre.
—Hola, Courtney —dijo.

—Lo siento… ¿nos conocemos? —pregunté, apenas capaz de articular las palabras.

Me miró por unos segundos antes de decir:
—No… pero soy tu padre.

—¿Mi padre? —pregunté, en shock—. Pero mi mamá me dijo que mi papá había muerto antes de que yo naciera.

—Verás… tu madre y yo salimos por un tiempo, y de repente ella desapareció de mi vida. No tenía idea de dónde estaba, pero luego un familiar suyo me dijo que había tenido una hija. Y en el fondo, supe que eras tú.

Resultó que él sabía mi nombre y mi fecha de nacimiento, y nada más. Trató de encontrarme, pero no estaba seguro de si queríamos tenerlo en nuestra vida.

Cuando vio la lista de pasajeros, sintió muy dentro de sí que yo era su Courtney, y la fecha de nacimiento que la azafata vio en mi pasaporte solo confirmó lo que sospechaba.

En ese momento, experimenté una montaña rusa de emociones.
Las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro. Abracé a mi padre y me sentí feliz de haberlo conocido, pero al mismo tiempo sentí rabia porque mi madre me había ocultado la verdad.

Steve y yo mantuvimos el contacto.

Cuando finalmente reuní el valor para enfrentar a mi madre, rompió en llanto.
Dijo que cuando se enteró de que estaba embarazada, se asustó. No sabía si mi padre querría tener un hijo, así que decidió desaparecer de su vida.

Con el tiempo, ella y Steve se reencontraron. Para ambos fue como si nunca se hubieran separado. Los sentimientos entre ellos resurgieron, pero aun así, decidieron ir despacio.

Es increíble cómo funciona la vida a veces.

Written by admin

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

The flight that changed everything

Doomsday Glacier’ could swallow major cities amid collapse risk